Respuestas a las preguntas más frecuentes en un proceso de separación o de divorcio

¿Qué explicarle a los niños?

  • La separación es entre el padre y la madre (o según el caso, madre/madre, padre/padre).
  • Los progenitores no se separan de los hijos.
  • Los hijos no han causado la separación.
  • Los progenitores fomentarán que los hijos tengan una relación positiva y estable con el padre y la
  • madre.
  • Los hijos no pueden conseguir que los progenitores vuelvan a estar juntos, hagan lo que hagan.
  • Los progenitores continuarán estimando a los hijos aunque hayan dejado de estimarse como
  • pareja.
  • Los progenitores ayudarán los hijos a superar los problemas que surjan de la separación y
  • estarán dispuestos a escucharlos hablar.
  • La separación es un proceso y con el tiempo, todos se irán adaptando a la nueva situación.
  • Qué cambios se producirán que pueden afectarlos (cambio de domicilio, escuela, etc.).

¿Cómo decirlo?

  • Preferiblemente, hablar con los hijos cuando ambos progenitores estén presentes.
  • Dar una explicación consensuada sobre la separación.
  • Escoger un momento sin prisas.
  • Mostrar calma.
  • No exteriorizar el dolor o la tristeza, para que los niños se sientan más libres de hacer preguntas y expresar sus sentimientos sin preocuparse por los sentimientos de los progenitores.
  • No será una única conversación, se trata de un proceso y habrá más diálogos.

¿Cuáles suelen ser los efectos negativos más comunes en los niños?

  • Miedo a uno de los progenitores.
  • Sentirse obligados a elegir entre padre o madre.
  • Sentir que, si se acercan a un progenitor, están traicionando al otro.
  • Tristeza, insomnio, dificultades para concentrarse, inseguridad, confusión.
  • Síntomas de ansiedad (preocupación excesiva por los progenitores, el dinero, etc.).
  • Explosiones de rabia, irritabilidad.

Algunas consideraciones según la edad

  • Los bebés, aunque no verbalicen lo que ven o sienten, perciben a nivel emocional lo que ocurre. Pueden mostrar bajo incremento de peso, talla o llorar cuando los progenitores se pelean.
  • Entre los 3 y 5 años, pueden regresar conductas que ya habían superado (chuparse el dedo, enuresis nocturna, rabietas), mostrar miedos y desear o creer que la separación no es real.
  • Entre los 6 y 9 años, el niño o niña puede sentir que uno de los progenitores no lo aprecia, extrañar a uno de ellos y/o imaginar que habrá una reconciliación.
  • Entre los 10 y los 13 años, los niños suelen querer pasar más tiempo con amigos. Al entrar a secundaria, es importante escuchar activamente sus opiniones sobre las actividades.

¿Qué se debe evitar?

  • Culpar a los hijos de la separación («Si tú no me pusieras tan nervioso/a…»).
  • No permitir que los hijos expresen sus sentimientos y opiniones sobre la separación.
  • Utilizar a los hijos como espías de lo que hace el otro progenitor.
  • Usar a los hijos como mensajeros («pregúntale a tu padre cuándo va de vacaciones», «dile a tu madre que me llame»). Los mensajeros terminan cargando con sentimientos que no les corresponden.
  • Mostrar dolor o llorar frente a los hijos, ya que podrían evitar preocuparte hablando de las cosas que les afectan.
  • Fomentar que un hijo/a asuma el rol del progenitor ausente, pidiendo ayuda o consuelo a los hijos en lugar de hacerlo con otro adulto.
  • Hablar con los hijos sobre desacuerdos económicos o «batallas» entre los adultos.
  • Criticar al otro progenitor frente a los hijos (directamente, por teléfono o al hablar con terceras personas).
  • Animar a los hijos a hablar mal del otro progenitor.
  • Usar a los hijos para hacer sentir mal al otro.
  • Privar al otro progenitor de ver a los hijos («los niños están mejor conmigo», «no quieren estar contigo»).
  • Chantajear a los hijos con dinero para que no vayan con el otro progenitor.
  • Introducir nuevas parejas poco después de la separación, cuando los niños aún se están adaptando al cambio.
  • Interrumpir la relación con los hijos.

¿Cuándo buscar ayuda para ti?

  • Si no tienes claro si quieres separarte.
  • Si crees que los niños no tendrán familia si te separas.
  • Si te obsesionas o piensas constantemente en la separación o en la conducta de tu expareja, afectando tu rendimiento laboral.
  • Si buscas venganza.
  • Si no te sientes capaz de ocuparte de tus hijos y preocuparte por sus asuntos.
  • Si no puedes controlar la expresión de la rabia al hablar con tu expareja, ya sea directamente o cuando hablas con terceros.
  • Si evitas ver a tus hijos para no encontrarte con tu expareja.

¿Cuándo buscar ayuda para tu hijo/a?

  • Cuando las reacciones adaptativas descritas anteriormente persisten más de seis meses tras la separación.
  • Cuando los miedos o preocupaciones impiden que se concentre en sus tareas escolares o afecten sus actividades cotidianas.
  • Cuando las personas que rodean al niño/a expresan preocupación por los cambios que han observado.
  • Cuando se observan problemas de autoestima, como cuestionar sus habilidades o insultarse a sí mismo/a.
  • Cuando muestra hipervigilancia, no duerme bien o tiene pesadillas.

¿Cuándo buscar ayuda coparental?

  • Conflictos constantes: si las discusiones sobre las decisiones relacionadas con los hijos son frecuentes y no se pueden resolver pacíficamente.
  • Dificultad para llegar a acuerdos sobre cuestiones importantes como la educación, la elección de profesionales de salud, actividades extracurriculares o la disciplina de los hijos.
  • Impacto en los hijos: si notas que tus hijos están sufriendo emocionalmente o mostrando comportamientos problemáticos a causa de la separación o del conflicto entre los progenitores.
  • Desconfianza mutua, dificultando la cooperación en la crianza de los hijos.
  • Cambios importantes en la vida: si uno de los progenitores cambia de ciudad, trabajo u ocurren otros cambios significativos que afectan la dinámica familiar.
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