Testimonios de

Individuales

“Connie me ayudó a identificar de dónde venían y qué significado había detrás de mi ansiedad y fobias, a través de la terapia y también de materiales de lectura. En pocas semanas, no sólo lo habíamos identificado, sino que empezamos a trabajar para aprender mecanismos y la manera de afrontar estos temas, explorando su naturaleza, y aprovechando la ayuda de las técnicas de relajación. Yo sabía que podía confiar en Connie para explorar mis problemas así como cualquier otro problema que pudiera surgir. Su paciencia y conocimiento me ayudaron a conseguir las metas que me puse para mejorar”.

Hombre, 29 años

“Yo era una persona muy negativa, preocupada, estresada y siempre cansada antes de empezar terapia. Me molestaban las reuniones sociales por ser muy tímido y procuraba evitarlas. Experiencias pasadas en mi vida me habían derrumbado y no me daba cuenta de todo lo que me afectaban. Realmente, había minusvalorado todo lo que el peso de las circunstancias, pérdidas y problemas familiares y los descalabros de la vida, me habían llegado a afectar. No había resuelto las malas experiencias pasadas, ni liberado la carga de rabia, frustración y culpabilidad que había llevado encima durante mucho tiempo.

Después de sólo dos meses en terapia, empecé a correr, empecé a sentirme con más energía y menos estresado. También aprendí a cuestionarme mis pensamientos negativos, sobre mí mismo y sobre los demás, y empecé a buscar pruebas por esos pensamientos negativos. Esto me sirvió para darme cuenta de que no tenía ninguna razón, ninguna base para justificar estos pensamientos negativos. Hacer esto ha logrado sacarme el hábito de ser negativo y tener, primero, un pensamiento positivo, en lugar de que fuera al revés.

Mi relación con mi pareja ha mejorado inmensamente y ahora soy capaz de expresarle a ella mis necesidades de forma mucho más clara que antes. También he ido a dos fiestas de cariz social que he disfrutado muchísimo y he puesto en práctica un montón de cosas que he aprendido en la terapia.

Connie me ha hecho sentir siempre tranquilo mientras tratábamos temas importantes y me sorprendieron que sus intuitivas preguntas hicieran que me abriera y revisara pensamientos que tenía escondidos o recuerdos que había suprimido hacía tiempo. Ir a terapia ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, me ha permitido llevar una vida más feliz y saludable de la que llevaba hasta hacía dos meses, cuando me parecía imposible llegar a donde estoy ahora”.

Hombre, 38 años

“Empecé a ver a la Dra. Capdevila cada semana después de mi primer mes de estudios en Barcelona me dejó angustiado, frustrado y, probablemente, deprimido. Me sentía culpable por desperdiciar mi tiempo en Barcelona. Durante nuestras conversaciones, la dra. Capdevila me ayudó a darme cuenta de que mi autoculpabilidad empeoraba mi estado de ánimo, que de rebote me causaba más culpabilidad. Me conciencié de mi diálogo interior, y al hacerlo me di cuenta de que la mayoría de mis problemas tenían solución, y que mi energía mental estaba mejor aprovechada buscando las soluciones que sintiendo pena por mí mismo”.

Hombre, 20 años

“Diagnosticarme con un trastorno de déficit atencional/ hiperactividad (TDAH) ha marcado un antes y un después en mi vida. Me estoy medicando con Concerta, pero no noto demasiado los efectos. El cambio más importante se ha debido a las sesiones de terapia con Connie Capdevila, que es mi psicóloga: me ha sabido reconocer, abierto las puertas a la conciencia de mi trastorno y sobre todo, proporcionado nuevas perspectivas y métodos que me ayudan a establecer un equilibrio emocional y sin renunciar a la persona que soy. Me ha proporcionado herramientas para educar mi carácter. Digo sinceramente, que enseguida se superaron todas las expectativas que tenía de poder salir de la espiral negativa en la que me había hundido. Podría decir que sobre 100, la ayuda ha sido de 250%. De todas formas, un factor clave y muy importante ha sido toparme con alguien realmente capaz, ya que por desgracia no siempre es así. Confiar tu vida a un desconocido es una decisión dificilísima y demasiado trascendental como para tomárselo a la ligera. La gratitud es inmensa: a la suerte de haber topado con la doctora Connie Capdevila, que enseguida me preguntó por qué me mordía las uñas, si estaba nerviosa o lo hacía por hábito”.

Mujer, 19 años

“Nunca había ido antes a terapia y no sabía qué esperar. Tras recibir tratamiento por cáncer de mama, decidí contactar con la dra. Capdevila por recomendación de una amiga. Pensé que sería más fácil si la terapeuta conocía todas las respuestas y me daba una solución rápida a mi problema. Para mí, se convirtió en una exploración dual, sobre mis emociones y mis relaciones, y eso, realmente, lleva su tiempo. Y no todo pasa durante las sesiones. Para conseguirlo, debes estar preparada para trabajar también tu misma en casa”.

Mujer, 46 años)

“Cuando llegué de EEUU a Barcelona para el semestre universitario, pensaba que una nueva ciudad, con gente nueva, me ayudaría a pasar página de mi dura niñez y relaciones pasadas. En lugar de eso, me encontré en un sitio completamente desconocido que me hizo resurgir mis experiencias traumáticas porque ya no podía utilizar mis roles familiares de máscara que utilizaba con los amigos, familiares, en la escuela y en el trabajo.

Estar en el extranjero supuso arrancarme de estos roles y redefinirme desde dentro, en lugar de utilizar factores externos. Aunque esto tendría que haber sido liberador, me produjo una ansiedad extrema y acababa poniéndome en situaciones peligrosas. En ese momento, no sabía por qué dejaba que tuviera lugar este ciclo de frustración, me culpabilizaba, pensando que tenía un defecto inherente que debía de ser arreglado. Cuando empecé a ver a la Dra. Capdevila, me ayudó a tener insight sobre por qué de forma inconsciente buscaba estas experiencias; era lo que me resultaba más familiar y cómodo. Me ayudó a darme cuenta de que estar acostumbrada a ignorar mis necesidades y estar en una posición vulnerable, no significaba que debía quedarme atrapada en este ciclo para siempre. Juntas, identificamos las emociones que me llevaban a conductas destructivas para fortalecerme e identificarlas y realizar los cambios, en vez de sentirme indefensa. Ella dedicó tiempo y esfuerzo extra para asegurarse de que al final del semestre, yo finalmente me sentía liberada con la idea de ser completamente responsable de mí misma, en lugar de sentirme angustiada y asustada”.

Mujer, 20 años

“Para mí, uno de los aspectos más frustrantes del diagnóstico de infertilidad era el consejo de amigos y familiares de que dejara de estresarme para que no hiciera la situación aún peor. ¿Pero cómo podía relajarme si tener una familia era mi gran deseo y ambición en la vida? Tras meses de ir a peor, sólo con que me mencionaran que una persona conocida se había quedado embarazada, me quedó claro que debía enfrentarme a mis sentimientos. Sentía que me estaba volviendo loca. ¿Por qué sentía tanto dolor y tanta envidia cuando una amiga se quedaba embarazada? No era culpa suya si yo no podía hacerlo. Entonces, ¿por qué no sentirme feliz por ella? Como resultado de esta crisis, decidí pedir auxilio y acudir a terapia para superar estos sentimientos. A través de la terapia, entendí las raíces de mi paralizante ansiedad y tácticas para diluir esos sentimientos tan negativos. También conocí maneras de superar mi ocasional falta de asertividad, lo que mejoró sensiblemente mi relación con mis colegas de trabajo, familiares y esposo. Ya al final del tratamiento, había conseguido aceptar que no puedo controlar mi fertilidad y asumir la situación planteada. Trabajar con la Dra. Connie fue sólo parte de mi programa, de todos modos. También hice otros cambios, como trabajar menos, hacer menos ejercicio físico, practicar yoga y seguir los principios de la medicina tradicional china, mientras continuaba yendo a una clínica de fertilidad. Estoy segura que la terapia, además de los cambios en mi estilo de vida, jugaron un papel determinante en mi embarazo, conseguido en el primer intento tras inseminación intrauterina. La infertilidad afecta una necesidad muy primaria: El deseo de convertirte en madre. No podía sólo ‘relajarme’ porque era lo ‘mejor’ para mí. Necesitaba a la doctora Connie que me enseñara cómo”.

Mujer, 30 años

“Antes de ir a terapia con la Dra. Capdevila, me sentía atascado, sin iniciativas ni motivación en mi vida. Me sentía negativo hacia mi mismo y también ponía esta negatividad en otros, como mi mujer; o bien la escondía, o la ignoraba, o la empujaba… En el momento de hacer la llamada para pedir hora, ya había hecho el 80% del trabajo. No me podía autoengañar más. Ahora disfruto del presente y estoy muy cómodo conmigo mismo. Me he dado cuenta que el crecer en una familia con alcoholismo era un tema estudiado y he aprendido como otros se han sentido en una situación similar. Yo sé que es mejor no esperar a que el problema empeore antes de coger el teléfono y llamar. Por eso, esta segunda vez todo ha ido mucho más rápido que la primera vez que busqué ayuda cuando llegué a estar muy mal”.

Hombre, 37 años

“Contacté con la Dra. Capdevila después de un largo periodo de varios problemas físicos que yo relacionaba con trabajar largas horas al tiempo que me adaptaba a importantes cambios en mi vida. Sin embargo, después de muchos tests y pruebas físicas sin diagnósticos, me di cuenta que necesitaba ayuda psicológica. Desde el principio, la ayuda de la Dra. Capdevila ha sido muy buena. Pronto me sentí mejor psíquicamente con la ayuda de algunas básicas pero poderosas técnicas de relajación. Casi inmediatamente vi claramente el valor de poder hablar con alguien que no está involucrado personalmente en mi vida, pero está formado profesionalmente para ayudar. No sabía que esperar pero casi inmediatamente me gustó el método racional a los problemas emocionales y pronto anticipaba positivamente las sesiones semanales. Me relajaba y veía el progreso cada semana, paso a paso. Durante la sesión, a menudo sentía que me miraba en un espejo y veía cosas que antes no había visto. Aunque no es posible que cada sesión sea 100% productiva, yo me llevaba al menos uno o dos aprendizajes, dándome cuenta de ello a veces más tarde. En las sesiones, me veía obligado a hablar de mis sentimientos, mis miedos, de mi mismo y no de mi trabajo, ni de mis últimas vacaciones, ni de las noticias o cosas por el estilo.  Aunque al principio se me hacía incómodo, con el tiempo me acostumbré. El resultado fue que empecé a sentir que la mala racha había terminado. A esto siguieron algunas cosas personales positivas y me sentía bien la mayor parte del tiempo, y terminé el tratamiento.

Sin embargo, un año y medio más tarde, una combinación de acontecimientos en mi vida me tumbaron y volví a la Dra. Capdevila. Esta vez realicé algunas sesiones con mi pareja. Ambos coincidimos en que la ayuda de una persona independiente fue importante. Además, estas visitas eran muy diferentes, se había añadido una nueva dimensión. Ir a las sesiones solo era algo íntimo, pero ir con mi pareja sentí que realmente me abría de una forma diferente. Esto fue muy importante. Esta vez realmente me di cuenta que lo aprendido no se había ido, era parte de mi. Darme cuenta me cambió la forma de pensar.  En general, la experiencia ha sido muy buena. La ayuda de una persona formada independiente, aprender sobre las emociones y los sentimientos, sobre mi mismo, y más, estará conmigo el resto de mi vida. Las emociones son una parte muy importante de mi vida”.

Hombre, 35 años

“Estaba atravesando una difícil ruptura tras seis años de relación. Cuando llegué a Barcelona para hacer mi máster, empecé a sufrir fuertes ataques de ansiedad. Quise encontrar un terapeuta de habla inglesa en Barcelona y el nombre de la doctora Connie apareció rápidamente. Al principio, era muy escéptica porque temía que mi problema no pudiera ser solucionado con la intervención de un especialista. Como estudiante, quería hallar una solución saludable que me permitiera disfrutar de mi año en Barcelona. La doctora Connie me ayudó a encontrar la raíz de mi problema y con cada sesión, aprendí algo bueno sobre mí misma y las razones que subyacían tras mi estado de ansiedad. Lo que más me gustó de las sesiones es que ella me ayudó a entender la realidad de cuanto me estaba sucediendo en lugar de  centrarse en lo que mi mente me hacía creer. Mis ataques de ansiedad empezaron a disminuir tras nuestra tercera visita y siempre acababa nuestras sesiones con una sensación de alivio. La doctora Connie me ayudó a cambiar la manera en que estaba viviendo esa situación y me enseñó técnicas que me beneficiarán a la larga, sin buscar sólo la solución a corto plazo. La recomiendo a cualquiera que necesite apoyo, sin importar lo grande o pequeño que sea su problema”.

Mujer, 26 años

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